Puede ser un moretón en una pierna, un insulto clavado en el oído o una mano con forma de serpiente arrastrándose por el cuerpo. Puede ser un silencio mentiroso, un grito colérico o una billetera compartida que generalmente va parar al mismo bolsillo, o sea, al bolsillo de él. La violencia contra la mujer es un arcoíris que muchas veces está tapado por el sol de una sonrisa o un ramo de flores, pero que en realidad llueve. Las operadoras de la Línea 144 lo saben bien: están las 24 horas los 365 días del año recibiendo llamadas de mujeres víctimas de violencia de género.
“El promedio de llamadas que recibe la línea ronda las 5.000 mensuales”, destaca la Coordinadora de la Línea 144, Cristina Marrón. La línea es gratuita, confidencial y nacional, y ofrece información, contención y asesoramiento.
Frente a determinados acontecimientos públicos como las movilizaciones del colectivo Ni una menos, el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer y el Día internacional de la Mujer, las llamadas se duplican o triplican.
Luego de la denuncia pública por violación que realizó el 11 de diciembre de 2018 la actriz Thelma Fardin contra el actor Juan Darthés, las llamadas en la Línea 144 se incrementaron en un 83%. Por ejemplo, un día después de aquella acusación la línea recibió 370 llamadas, 168 más que las que tuvo el 28 de noviembre pasado. Asimismo, las llamadas por delitos sexuales aumentaron en un 1.200%.
“Hubo muchas mujeres que por primera vez se animaron a contar abusos sexuales que habían sufrido a los 5, 6, 7 años, y en la actualidad ya tenían 70 u 80. Te lo decían: ´sos la primera persona a la que me animo a contarlo´”, asegura una de las operadoras de la línea, licenciada en Trabajo Social, que prefiere no revelar su nombre.
Además, reconoce que “más allá de querer hacer una denuncia penal, lo que estas mujeres querían era contar lo que habían vivido”. Y agrega: “Lo de aquella semana fue una tarea titánica y nos fuimos a casa con dolores de cabeza, de espalda y con mucha angustia, pero es parte del trabajo que amamos”.
Las operadoras que trabajan en la Línea 144 son profesionales que pertenecen a la abogacía, a la psicología o al trabajo social. De ellas se busca un perfil que tenga perspectiva de género y se realiza una capacitación enfocada en una atención telefónica -que no es lo mismo que una atención personalizada-, donde la escucha, la orientación y la evaluación de riesgo deben darse en pocos minutos.
Una vez que ingresa una llamada, se genera una situación empática con la mujer y en base a ese relato se hace una valoración del riesgo (inminente o no) que pueda estar corriendo la víctima, para elaborar una estrategia de intervención.
“Las llamadas por protocolo no duran más de 20 minutos, pero en estos días yo he sostenido una llamada por 40. Pude sentir que cuando cortaba la llamada esa mujer se había aliviado de una mochila que llevaba desde hacía años”, confiesa la operadora.
En esa línea, apunta: “Es difícil no entrar en la empatía y la sororidad de querer tener a la mujer al lado y abrazarla desde un lugar que no sea solo la voz. Por suerte acá tenemos un equipo de operadoras y quien corta el llamado puede recurrir a una compañera y recibir la contención”.
Pese a la gran demanda de este último tiempo, Marrón dice que no fue necesario reforzar el staff de la línea, lanzada a partir de la Ley 26.485 de violencia de género, que planteó la creación de una línea gratuita y de tres dígitos de alcance nacional. “En junio de 2017 la Dirección General de la Mujer, a través de su central, comenzó a recibir llamadas”, explica.
Asimismo, aclara que si bien ofrece contención y asesoramiento “no es una línea para dejar asentada una denuncia”.
Las seis modalidades de violencia que hay son doméstica, laboral, institucional, obstétrica, contra los derechos de la salud sexual y reproductiva, y mediática; mientras que los tipos de violencia son física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, y simbólica.